martes, 30 de agosto de 2011

¿Y QUE HAGO YO CON ESTOS PIES?

Desde niña he oído decir a mis mayores “si te duelen los pies, te duele todo el cuerpo”. Y con el tiempo he podido comprobar que es cierto. Muchos de mis pacientes llegan desesperados porque el dolor que tienen en los pies no les deja vivir, les impide hasta lo mas básico que es para una persona poder desplazarse caminando o incluso estar parado de pie: “es poner los pies en el suelo y ver las estrellas…”
Conocemos muchas causas para este dolor, ya que existen numerosas patologías que pueden provocar este sufrimiento. Hoy nos centraremos en una de ellas, el “temido” neuroma de Morton.
Este consiste en la afectación del nervio que pasa entre dos metatarsianos, normalmente entre el tercer y cuarto dedos. El nervio se engrosa formándose una especie de bultito que es comprimido por el resto de tejidos alrededor, provocando un dolor en el inicio de los dedos o en la planta del pie a la misma altura. Suele ser un dolor punzante, con sensación de “calambre” y además suelen aparecer alteraciones de la sensibilidad en la zona.
El neuroma se produce normalmente por un estrechamiento del espacio entre los dos metatarsos, provocado por cambios en la biomecánica por padecer otras lesiones de rodilla o tobillo, por ejemplo, o por el uso continuado de zapatos estrechos y de tacón alto.
La solución a veces no es sencilla. Lo primero será corregir las alteraciones biomecánicas para intentar aumentar el espacio entre los dos dedos. Para ello utilizaremos plantillas específicas realizadas por un podólogo junto con un calzado adecuado, con tacón de 2 a 4 cm y suficientemente ancho por la parte delantera, que nos ayudaran a mejorar la pisada y reeducar la marcha. Se evitaran las actividades que desencadenen con más fuerza el dolor, al menos temporalmente hasta que remita. Nos ayudara utilizar electroterapia para aliviar el dolor, corrientes analgésicas, ultrasonidos y también frío.
Si con estas medidas no se soluciona el problema, se suelen prescribir infiltraciones con corticoides.
El último paso es la cirugía, en la que se quita un ligamento para dejar mas espacio al nervio. Existe otra intervención más severa, en la que se extirpa el neuroma, reservándola para los casos más graves en los que no ha funcionado ninguna de las medidas anterior

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