domingo, 13 de marzo de 2011

EL MOVIMIENTO ES VIDA

Reconozco que los fisioterapeutas, al menos muchos de nosotros, somos unos pesados. Repetimos una y otra vez ciertas “verdades universales” machacando las cabecitas de nuestros pacientes: “no te coloques así, no cojas peso, no hagas esfuerzo, has ejercicio físico, haz estos ejercicios para esta dolencia, los otros ejercicios para la otra……” No es menos cierto, que nuestras ganas de hacer el bien por nuestros pacientes son las que nos impulsan cada día y no nos permiten aburrirnos cuando a menudo, vemos que nuestros queridos pacientes no nos hacen caso. Son cosas de la vida, y una parte de nuestra función sanitaria es la información y la concienciación ciudadana. De vez en cuando, aparecen pacientes en nuestras consultas que siguen rigurosamente nuestras indicaciones y en estos casos vemos realizado nuestro trabajo. Gracias de todo corazón.
Una de las verdades universales a las que me refería antes es la de realizar ejercicio. El cuerpo humano está hecho sin duda para moverse, así que considero al movimiento como uno de los pilares de la salud. Todos conocemos los efectos beneficiosos que el ejercicio moderado tiene sobre nuestro organismo, a nivel circulatorio, cardiaco, respiratorio, anímico y musculo esquelético.
Aun hoy día me sorprendo cuando veo los efectos de la inmovilidad en mis pacientes, ya no hablo de que no realicen ninguna actividad deportiva y que su vida sea sedentaria (que así son la mayoría), sino a los casos en los que por enfermedad la persona no puede prácticamente moverse, perdiendo su autonomía personal. La piel, la musculatura, las articulaciones y el alma (si se me permite) son los primeros perjudicados a simple vista. Es muy sencillo contrarrestar estos efectos negativos con un poco de movimiento bien administrado. Tras unos cuantos días de tratamiento fisioterapéutico y la voluntad del paciente, conseguiremos un cambio visible desde fuera y que se puede sentir por dentro. Me maravillo comprobando estos cambios y me vuelvo a sorprender por lo fácil que ha resultado. Pon un poquito de movimiento en tu vida. Te alegrarás.

“CULEBRIN, CULEBRINA, CULEBRON” EL HERPES ZOSTER

El Herpes Zoster, mas conocido popularmente por culebrina o culebrón, es una afección infecciosa aguda causada por el virus de la varicela. Tras pasar la enfermedad (normalmente en la niñez) el virus queda en nuestro organismo de forma inactiva. Se suele alojar en la parte posterior de la columna, en la raíz de los nervios. Por alguna causa, frecuentemente estrés, un traumatismo o un tratamiento farmacológico, el virus se despierta y aprovechando el estado de debilidad inmunológica, afecta al recorrido de un nervio. Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero es común su aparición en el ojo, en el pecho o en los costados. Es mas frecuente es personas mayores de 60 años o en enfermos inmunodeprimidos (con las defensas del cuerpo bajas).
Los síntomas son molestias en la zona, con dolor, ardor o picor, posteriormente salen lesiones en la piel, unas ampollitas, que después se secaran y formaran costra. Puede dar fiebre y malestar general. Si afecta a un nervio encargado del movimiento, puede provocar parálisis temporal de algún músculo de la zona.
Es imprescindible acudir al medico en las primeras horas, tras sufrir los primeros síntomas, para realizar el tratamiento adecuado y evitar las complicaciones.
Muchas personas suelen acudir a curanderos para tratarse esta afección por tradición. Es una práctica habitual que puede retrasar en gran medida la evolución favorable de la infección.
Tras la etapa aguda, y una vez curadas las lesiones de la piel, una de las complicaciones posibles es la neuralgia post herpética, que se manifiesta con dolor y/o alteraciones de la sensibilidad en el recorrido del nervio afectado, que persiste a pesar de estar resuelta la infección. Puede llegar a durar varios meses. Esto se da cuando el nervio ha quedado dañado tras la infección.
En estos casos, la fisioterapia es una herramienta útil sumada al tratamiento medico. La acupuntura, el láser o las corrientes analgésicas, resultan de gran ayuda para aliviar este dolor.

Para mas información podéis escribirme a rocio@kinesbel.com, llamar  o acudir a kinesbel. Os atenderé gustosamente.

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