lunes, 24 de noviembre de 2008

¡ ME VOY DE REBAJAS ! REHABILITACION POSTQUIRÚRGICA


         En este mes, ir de rebajas es lo más habitual si te gusta comprar a buen precio. El otro día una paciente me contó que había estado dos horas de rebajas, nada especial teniendo en cuenta lo dicho anteriormente. Tenían que haber visto la cara de felicidad de esta chica, pues llevaba meses sin poder hacer un montón de cosas por un problema en sus pies.

Resulta que tenia dolores en los pies causados por una serie de alteraciones óseas, de origen genético, y después de muchas visitas a unos médicos y a otros, consiguió que la operaran, primero de un pie, y después del otro. Esto sucedió casi un año atrás, y hasta hace dos semanas nuestra amiga no ha podido realizar una vida más o menos normal. ¿Cómo es posible?. La paciente ya estaba arrepintiéndose de haberse operado, porque claro, estaba igual o peor que antes de las intervenciones. Casualmente, un día se encontró con un podólogo al que conocía  y al contarle sus problemas el podólogo le aconsejó que fuera a un fisioterapeuta. Por ese motivo, la paciente llegó a nuestro centro, con mucho recelo y miedo. Tras unas pocas sesiones de masaje, ultrasonidos, acupuntura y ejercicios, su estado ha cambiado radicalmente: sus pies son otros y su vida también. Ya no se arrepiente de haberse operado, lo que lamenta es que nadie le hubiera aconsejado desde un primer momento que hiciera algo de fisioterapia ó rehabilitación.

Muy a menudo me encuentro con esta situación y aunque nuestra labor como fisioterapeutas es dar a conocer nuestro trabajo, no estaría de más que el resto de profesionales sanitarios también informaran a sus pacientes de que estamos aquí y de lo mucho que podemos hacer para mejorar su salud. Al igual que el podólogo antes mencionado, los fisioterapeutas no dudamos en derivar a nuestros pacientes a otros profesionales sanitarios, porque en muchos casos es necesario el trabajo multidisciplinar para resolver un problema.

Estas cuestiones nos causan mucha impotencia y malestar, pero después pienso en lo contenta que está mi paciente, que se puede poner tacones para una boda, ir de compras o marcharse de vacaciones sin acordarse de que le duelen los pies y eso, me hace feliz.

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